Yo quisiera tener tres cuerpos. ¿Nunca lo habéis pensado? Eso sí, regidos los tres por un mismo cerebro, no quiero tres hermanas gemelas pululando por ahí. Yo lo que quisiera es ampliar posibilidades porque tener un solo cuerpo, quieras que no, limita. La manera de funcionar no la sé, yo en cosas técnicas no me meto, pero tampoco debe ser tan complicado que tres cuerpos funcionen a la vez regidos por un mismo cerebro, como si estuvieran trabajando en red con un servidor central, o algo así, ¿no? Igual habría que aumentar la capacidad, no digo que no, que procesar la información de tres cuerpos debe ser agotador.
¿Para qué quiero yo tres cuerpos? Vale, el primero se quedaría como está, que ya está muy bien así. Seguiría siendo la yo de ahora.
El segundo cuerpo no estaría aquí. Estaría viajando por el mundo y viviendo a salto de mata. Me gusta, pues me quedo, me rallo, pues me voy, un par de años en Australia, un par en Costa Rica o Japón o Chile, o la Polinesia, o Argentina, o Uruguay, o donde fuera. Trabajando de lo que saliera, con mi mundo en una mochila y viviendo sin planes. Conociendo a gente de lo más peculiar, y sin tener ni idea de lo que me va a pasar mañana. Una vida así debe molar y mucho. En caso de apuro, este cuerpo se dejaría financiar por los demás (que son ella misma, es decir yo).
Al tercer cuerpo yo lo ocuparía en las ocasiones perdidas. Me explico: aquellas veces que tienes dos opciones y hay que elegir, y eliges, y nunca sabes qué hubiera pasado si hubieras elegido la otra, y siempre te queda la intriga. Ahí está esa otra, una especie de recoge-pelotas de la vida. Y una ayuda, oye, que hay que ir a comprar pero tengo ganas de escribir, pues nos repartimos.
Tres cuerpos en uno. A ver, podría pedir más cuerpos, pero no me gusta exagerar. Con tres creo que se puede alcanzar el equilibrio, conseguir no tener la sensación de que haciendo unas cosas te pierdes otras. Yo lo veo una buena idea. Genial, de hecho. Tan buena que creo que no es mía. ¿No fue Dios, el que decidió ser padre, hijo y espíritu santo, todo a la vez? Pues que tampoco se conformaba.
EL REINO DE LAS HADAS: Hanns Heinz Ewers.
Hace 1 día